sábado, 21 de enero de 2012

Capítulo IV - 1ª Temp.

Timy era el más pequeño de los cinco con apenas dieciocho años. Como todos los demás, durante su infancia, en lugar de jugar había tenido que aprender a cazar. No había conocido a su madre y su padre murió de una extraña dolencia cuando él tenía diez años. Ya era todo un hombre por aquél entonces pero la impotencia que sintió ante la marcha de su padre le hizo encerrarse en sí mismo y volverse totalmente insensible a cuanto ocurría a su alrededor. Y la verdad es que, en cierto modo, los demás le envidiaban por ello.
La flecha atravesó el hombro de Timy dejándole clavado contra un árbol. Ninguno vio ni oyó nada antes de eso y para cuando reaccionaron ya era demasiado tarde. Un bandido tenía cogida a una de las chicas por la espalda y le había colocado un cuchillo en el cuello. Un movimiento en falso de cualquiera y la sangre comenzaría a brotar sin remisión. Estaban a su merced.
-          ¿Quiénes sois y qué hacéis aquí?
-          Seguíamos a una presa pero la perdimos antes del anochecer.
-          ¿De dónde venís?
-          Del norte.
Miró al suelo y refiriéndose a la plataforma metálica les preguntó por ella. Lo curioso es que eso mismo iba a preguntarle Mike a él. Sin duda era una trampa pero ¿quién la había colocado? Si aquel tipo no era el responsable de ella ¿qué hacía allí y por qué les estaba vigilando? ¿Qué les ocultaba?
Todas esas preguntas quedarían sin respuesta cuando el puñal de Timy se clavó violentamente en la frente del asaltante.